Buscaban unirse en la frontera norte a la fila de migrantes que busca asilo en Estados Unidos.
En una travesía de seis meses, Narciso Antonio cruzó nueve países, desde su natal Angola, para llegar a México y tratar de unirse en la frontera norte a la fila de migrantes que busca asilo en Estados Unidos.
El sueño de Narciso no se ha cumplido y ahora es uno de los 3 mil africanos varados en la frontera sur desde hace cuatro meses. La mayoría no habla español y pernocta en casas de campaña.
«Desde que abandonamos nuestra casa no tenemos un lugar donde quedarnos en buenas condiciones», cuenta sobre su éxodo, que comenzó con un vuelo en avión a Etiopía y otro a Brasil.
En camión cruzó Ecuador y a Colombia; luego pasó caminando a Panamá, y recorrió en autobús Centroamérica para terminar cruzando la frontera con México.
El Instituto Nacional de Migración sólo les ofrece salir por la frontera sur o pedir refugio en México, un trámite de seis meses.
«Estamos atrapados. Nadie quiere regresar porque es un suicidio», dijo Ephraim Billa Sama, representante de la recién creada Asamblea de Africanos.
Entre enero y mayo de este año, de las 23 mil 321 visas humanitarias otorgadas por el Gobierno de México, sólo 44 fueron para africanos.
Un largo viaje
La ruta de Narciso Antonio desde su natal Angola:
En avión de Angola a Etiopía.
En avión de Etiopía a Brasil.
En camión cruzó de Brasil a Ecuador y Colombia.
Cruzó caminando por la selva a Panamá.
En camión atravesó Costa Rica, Nicaragua, Honduras y Guatemala.