Cuando hubo en Chihuahua, camellos, mamuts y lagartos
Por. Mario Flores
CHIHUAHUA.-Vestigios de antiguas especies de animales de gran tamaño, conocidos como como “megafauna”, huesos de camellos y distintos tipos de dinosaurios, molares de mamuts y lagartos, conchas, caracoles, amonites y muchas zonas aún por ser exploradas, forman parte del patrimonio paleontológico y cultural de Chihuahua.
Los restos de seres orgánicos que habitaron hace millones de años lo que hoy es el estado de Chihuahua, son tan ricos y abundantes que tan solo a lo largo del proyecto del gasoducto Ojinaga-El Encino, el Instituto Nacional de Antropología e Historia, INAH en la entidad, tiene ya identificados 25 áreas o puntos con hallazgos de este tipo.
A lo largo de los 222 kilómetros de longitud que tendrá el citado gasoducto, cuyo tendido se lleva a cabo actualmente, se tienen ubicados 18 puntos con restos de tipo paleontológicos (de animales, plantas y seres orgánicos), así como otros siete arqueológicos (indicios de la presencia de seres humanos, por objetos encontrados).
En el primer caso hay 16 lugares con fósiles de especies marinas y dos más en donde hay hallazgos de huesos de animales terrestres de mayor tamaño.
Gran parte de esta riqueza biocultural e histórica del estado, se localiza en la zona desértica y semidesértica, conformada por los municipios de Ojinaga, Almada, Coyame y Manuel Benavides.
Aunque también en el norte se cuenta con importantes áreas con señales del paso de personas que ahí habitaron en la antigüedad, como en el Desierto de Samalayuca, en donde hay unos siete mil registros de Petrograbados.
Con el fin de difundir el conocimiento de esta riqueza, capacitar a periodistas y promover a la vez la importancia de su conservación, investigación y difusión, la Delegación local del INAH ofreció recientemente un Taller de Periodismo y Patrimonio Cultural.
En estas actividades participaron más de 30 periodistas del estado, a invitación de este organismo, dependiente de la Secretaría de Cultura.
El INAH en Chihuahua destacó la importancia de conservar y rescatar esos bienes, al considerar que su destrucción representa también la pérdida de esta riqueza histórica y cultural.
Esta tarea se puede lograr mediante proyectos que se lleven a cabo en colaboración y con el apoyo de las propias comunidades y habitantes de las zonas con restos fósiles, así como de tipo arqueológico.
Y es que a nivel nacional la mayor parte de los trabajos de investigación en materia paleontológica, no la hace esta dependencia, sino universidades, museos e institutos, mismos que se encargan del 80 al 85% de dichas tareas, ya que se requiere en buena medida de los recursos económicos necesarios para costear por ejemplo trabajos de búsqueda y exploración de los sitios en donde existen riquezas fósiles.
Aunado a lo anterior, en México hay muy pocas personas preparadas académica y profesionalmente en el área de la Paleontología, aunque dos ellos, Miguel Guerrero Sánchez y Oliver Ariel López Conde, ambos de la UNAM, estuvieron en Chihuahua, trabajando precisamente en el proyecto de rescate, identificación, preparación y conservación de los restos fósiles que hasta ahora han sido encontrados a lo largo del tramo de la línea del gasoducto Ojinaga-El Encino.
Al respecto, el arqueólogo del INAH Chihuahua, Enrique Chacón, explica que en el estado hay 212 zonas o localidades con restos paleontológicos y otros 40 puntos de tipo arqueológico, con una antigüedad algunos de aproximadamente 11 mil 500 años.
En el caso de los vestigios de seres orgánicos, los paleontólogos Guerrero y López señalan que hay en Chihuahua fósiles de moluscos marinos, como conchas y amonites, que vivieron hace unos 150 mil años.
Uno de estos lugares, ubicado en un punto, a unos 20 kilómetros de la carretera Chihuahua-Ojinaga, fue visitado por las y los integrantes del grupo que acudió al taller mencionado, a fines del pasado mes de septiembre.
Detallaron que en los municipios de la zona desértica del estado, en donde se ha encontrado la mayor cantidad de restos fósiles, los hallazgos en los años recientes han sido variados, tales como fragmentos de costillas y tibias de animales como camellos y caballos; madera petrificada; dientes de tiburón; huesos de agrosaurios; una parte del cráneo de algún tipo de saurio y restos de peces, entre otras cosas.
La abundancia e importancia de esos vestigios, que nos dan una idea aproximada de cómo era la vida hace miles de años en lo que hoy es estado de Chihuahua, es tal, que incluso ya se tiene ya listo un proyecto para integrar dos colecciones de fósiles; una estará en Chihuahua y la otra corresponderá al INAH.