BIDEN DEFIENDE LA RETIRADA DE TROPAS DE AFGANISTÁN AUNQUE AUGURA UN FUTURO INCIERTO PARA ESA NACIÓN
Biden se reunió con asesores de seguridad antes de hablar sobre la retirada de tropas estadounidenses de Afganistán, donde los talibanes avanzan rápidamente tras la salida de Estados Unidos.
WASHINGTON – El presidente Joe Biden defendió este jueves la apresurada retirada de las tropas estadounidenses de Afganistán, al opinar que es imposible que una fuerza extranjera “unifique” el país y “altamente improbable” que los afganos lo consigan por sí solos.
En un discurso que se convirtió en una rueda de prensa improvisada, Biden reconoció que Afganistán enfrenta un panorama caótico y sombrío una vez que Estados Unidos concluya su retirada, a la que puso fecha límite: el próximo 31 de agosto.
“Ninguna nación ha unificado nunca Afganistán. Ninguna nación. Hay imperios que han ido allí y no lo han conseguido”, dijo Biden.
Pesimismo sobre Afganistán
El mandatario no se mostró optimista sobre el futuro de Afganistán, donde los talibanes han capturado 110 de los 402 distritos desde que comenzó en mayo la salida de las tropas de Estados Unidos y la OTAN.
“Los talibanes están más fuertes militarmente que nunca desde 2001”, admitió Biden.
Sin embargo, opinó que “no es inevitable” que los talibanes retomen el control de todo Afganistán, y expresó su “confianza en la capacidad” de las fuerzas de seguridad afganas, que están “mejor entrenadas” y son “más competentes” en el combate que los insurgentes.
Añadió que “el único modo de que vaya a haber paz y seguridad en Afganistán” es si las autoridades afganas negocian un “modus operandi” con los talibanes, dentro de las conversaciones de paz en el país.
“Es altamente improbable que haya un gobierno unido en Afganistán controlando todo el país”, reconoció Biden, que se mostró visiblemente irritado ante la pregunta de si confía en los talibanes y contestó con un tajante “no”.
El presidente también negó rotundamente que Estados Unidos pueda tener alguna responsabilidad en el caso de que mueran civiles afganos tras su retirada, al asegurar que son las autoridades del país quienes tienen que mejorar la seguridad.
El final de la gueerra más larga
Biden defendió vehementemente su plan para poner fin a la guerra más larga de la historia de Estados Unidos, que en un principio se propuso concluir para el vigésimo aniversario de los atentados del 11 de septiembre de 2001, los mismos ataques que motivaron la invasión estadounidense de Afganistán.
La retirada, no obstante, ha sido más rápida de lo previsto, y después de que la Casa Blanca adelantara la semana pasada que concluiría antes de que acabara agosto, Biden afinó todavía más el calendario, al apuntar al día 31 de ese mes como fecha límite.
Según el Pentágono, la retirada ya se ha completado “en más de un 90 %”, y varios medios han revelado que los que quedan en Afganistán son unos 650 soldados estadounidenses, aproximadamente los mismos que permanecerán en el país a partir de septiembre.
Esas tropas se quedarán para proporcionar seguridad a la embajada estadounidense en Kabul y al aeropuerto internacional de la capital afgana, de acuerdo con fuentes oficiales citadas por el diario Politico.
Respuesta a críticas
Biden minimizó en su discurso las críticas de quienes le aconsejan dejar a las tropas en el país seis meses o un año más, al opinar que esto no resolvería el repunte de violencia en Afganistán y pondría en riesgo a las tropas estadounidenses.
“¿Cuántos más miles de estadounidenses, hijas e hijos, están dispuestos a poner en riesgo aquellos que quieren que nos quedemos? No voy a mandar a otra generación a la guerra en Afganistán sin expectativas razonables de lograr un resultado diferente” al actual, sentenció.
El mandatario opinó que el acuerdo que alcanzó el año pasado con los talibanes el gobierno del expresidente Donald Trump convirtió en imposible “la idea de permanecer” en Afganistán más tiempo “con un número mínimo de tropas”.
Y dejó claro que, a su juicio, Estados Unidos debería haber salido hace mucho del país centroasiático, porque ya cumplió sus dos objetivos en Afganistán: “llevar a Osama bin Laden (el fallecido líder de Al Qaeda) a las puertas del infierno” y evitar que ese grupo pudiera “lanzar más ataques” contra su territorio desde ese país.
Misión cumplida
“Ese trabajo se cumplió hace tiempo. Por eso creo que esta es la decisión correcta y que, francamente, llega tarde”, subrayó Biden.
En el mismo sentido, el portavoz del Pentágono, John Kirby, remarcó durante una rueda de prensa la amenaza terrorista en Afganistán ha “disminuido notablemente” y se ha desplazado “a otras zonas, como África, donde” Washington tiene que “enfocar” ahora sus esfuerzos.
En junio, el general Austin Miller, el comandante jefe estadounidense en Afganistán, expresó su temor de que el país pueda caer en una guerra civil, y de acuerdo con la cadena televisiva ABC, las agencias de inteligencia de EE.UU. han pronosticado que Kabul podría caer en manos de los talibanes.
Preguntado al respecto, Biden no negó que esas cosas puedan ocurrir, pero pidió no dar por vencidas a las autoridades afganas y dijo que “claramente tienen la capacidad de mantener al Gobierno en pie”, pero tienen que demostrar “la cohesión” necesaria para conseguirlo.
También reiteró que, antes de que termine el proceso de retirada, Estados Unidos trasladará fuera de Afganistán a miles de traductores y otros trabajadores afganos que han apoyado a sus soldados durante la guerra.
Según varios medios, esos afganos podrían desplazarse a Catar, Emiratos Árabes Unidos o el territorio estadounidense de Guam mientras esperan que se tramiten sus visados para trasladarse a Estados Unidos.
Por Lucía Leal