CHIHUAHUA.-Cuando llegué a la Ciudad de México nunca pensé que tendría que volver con un vestido negro en la maleta y con el alma, sí es que existe, destrozada para el funeral de mi madre. Llegué el miércoles 19 de abril, cansada y dolida por la re victimización, la falta de capacidad y la estupidez de la Unidad Antisecuestros de Chihuahua (UECS). Vine con la esperanza de lograr atraer el caso de secuestro de mi madre a la PGR.