Durante la madrugada del jueves, grupos armados ejecutaron una serie de ataques coordinados contra la infraestructura de videovigilancia en Ojinaga, destruyendo o inutilizando más de 30 cámaras del sistema Centinela. El operativo delictivo se realizó en distintos puntos de la ciudad de manera simultánea, sin que hasta el momento las autoridades hayan informado de alguna detención o intervención efectiva.
El ataque dejó al descubierto la fragilidad de un sistema que ha sido promovido como pieza clave en la estrategia de seguridad estatal. La falta de respuesta inmediata por parte de las corporaciones de seguridad ha generado una ola de críticas y dudas sobre la efectividad de la millonaria inversión en Centinela, que promete vigilancia permanente y reacción rápida ante situaciones de riesgo.
Habitantes de Ojinaga y voces críticas advierten que estos hechos reflejan no solo la organización y capacidad operativa del crimen organizado en la región fronteriza, sino también la ausencia de una estrategia sólida por parte del gobierno para enfrentar este tipo de amenazas. La situación reaviva el debate sobre la verdadera utilidad del sistema y la urgente necesidad de replantear la política de seguridad en el estado.