CHIHUAHUA.-A un mes de que se celebre el Día de Muertos en México, cientos de botones de obispo, crisantemos, cempasúchil y girasoles empiezan a dar color a la zona de Palestina en la ciudad de Chihuahua. Como cada año, desde hace alrededor de un siglo, la familia Calleja prepara las miles de flores que serán distribuidas no solo en florerías locales sino de otros municipios como Aldama, Madera, Aquiles Serdán y hasta Ojinaga. Este 2018, de acuerdo con Rafael Calleja, se espera generar por lo menos 4 mil manojos del producto.
“Son cien surcos los que están sembrados lo que nos darán alrededor de 4 mil manojos de flores. Tenemos botón de obispo, cempasúchil, crisantemos blancos, morados y amarillos y girasoles”, dice.
Las lluvias llegaron tarde, sin embargo, eso no ha mermado la producción que luce casi al 80 por ciento de su totalidad. “Empezó a llover un poco tarde pero estuvo bien. El agua siempre trae más beneficios que perjuicios aunque a veces no se ve desde esa óptica”.
La diferencia sensiblemente notoria en este año, es que el señor Manuel Callejas –padre de Rafael- ya no estará al frente de la producción y venta de flores ya que, después de dedicar casi toda la vida a dicha actividad, ha muerto. Sin embargo, su recuerdo sigue en los campos al igual que la enseñanza en materia laboral y humana.
“El 10 de mayo vendió sus flores como siempre, pero el 20 de mayo lo internaron y el 31 de ese mismo mes falleció. Se le perforó un intestino y le dio peritonitis. Tenía 73 años. Nosotros vamos a seguir haciendo lo que él nos enseñó hasta que la vida nos dé la oportunidad de hacerlo. La tradición viene desde mi abuelo, luego siguió mi padre y ahora nosotros”, dice Rafael e indica que el Día de muertos la tumba del señor Calleja estará cubierta con las mismas flores que él cultivaba y que todavía este año sembró.
“A los padres se les recuerda todos los días porque son personas que no se consiguen a la vuelta de la esquina. Mis papás, dentro de sus posibilidades, nos dieron enseñanzas y las cosas materiales que necesitamos. A veces los hijos tomamos rumbos diferentes y el destino no lo marcamos como debe ser pero, me hubiera gustado ser más como ellos. Se podrán olvidar muchas cosas menos los padres, estos se olvidan cuando uno pierde el uso de la razón. Seguiremos trabajando con su legado, siempre lo hemos hecho. Yo voy a cumplir 50 años y desde que tengo uso de razón andaba sembrando flores”, indica.