>>Por qué se dice que la lucha mexicana nació en este estado.<<

Chihuahua destaca por haber sido el escenario del levantamiento que culminó con la toma de Ciudad Juárez el 10 de mayo de 1911.

La Revolución Mexicana, uno de los episodios más relevantes en la historia del país, no solo dejó una profunda huella política y social, sino también un debate: ¿dónde comenzó realmente la lucha? Diversas regiones del país reclaman con orgullo ser el punto de partida del levantamiento que transformó a México.

Estados como Yucatán, Sinaloa, Tlaxcala, Puebla y Coahuila han documentado hechos previos al estallido oficial del 20 de noviembre de 1910. Sin embargo, Chihuahua ha sostenido con fuerza su argumento como el lugar donde no solo se encendió la chispa revolucionaria, sino donde se mantuvo viva hasta lograr la caída del régimen porfirista.

Chihuahua, la verdadera cuna de la Revolución

Para el historiador Víctor Orozco, el verdadero origen de la Revolución debe ubicarse donde la lucha armada no solo comenzó, sino donde se mantuvo activa y sirvió de inspiración a otras regiones. En ese sentido, Chihuahua destaca por haber sido el escenario del levantamiento que culminó con la toma de Ciudad Juárez el 10 de mayo de 1911, hecho que marcó el fin de la dictadura de Porfirio Díaz, de acuerdo a su artículo “San Isidro, cuna de la Revolución Mexicana. Los inicios del movimiento armado de 1910 en Chihuahua”.

Incluso el propio Porfirio Díaz reconoció en un manifiesto del 7 de mayo de ese año que la rebelión iniciada en Chihuahua en noviembre de 1910 fue el detonante que obligó a su gobierno a responder militarmente.

El debate entre San Isidro y Cuchillo Parado

Durante décadas, San Isidro, en el municipio de Guerrero, fue considerado el lugar donde se encendió la mecha revolucionaria. El 19 de noviembre de 1910, sus habitantes se alzaron contra el régimen, manteniendo viva la insurrección con múltiples enfrentamientos y emitiendo el primer manifiesto revolucionario del país.

En 1961, el presidente Adolfo López Mateos inauguró un monumento en honor a estos hechos.

Sin embargo, en 2003, el Congreso del Estado declaró oficialmente a Cuchillo Parado como la “Cuna de la Revolución”. Allí, el 14 de noviembre de 1910, Toribio Ortega y sesenta hombres se levantaron en armas, anticipándose al llamado de Madero. Este acto de valentía, surgido en el semidesierto chihuahuense, fue clave para encender la lucha nacional.

El legado de Toribio Ortega

Nacido en Coyame, Chihuahua, Toribio Ortega fue un líder que desde finales del siglo XIX se opuso a los abusos de los caciques locales. Como presidente del Club Antirreeleccionista de Cuchillo Parado, organizó la resistencia contra el régimen porfirista. Su lealtad a Madero y su participación junto a Francisco Villa lo convirtieron en una figura emblemática del movimiento.

Su decisión de tomar las armas, pese a las limitaciones, inspiró a otros combatientes del norte del país. Su legado es recordado como el de un hombre comprometido con la justicia y la libertad, cuyo liderazgo marcó el inicio simbólico de la Revolución Mexicana.

Un debate que sigue vivo

En años recientes, el entonces gobernador Javier Corral propuso abrir un debate estatal para definir con rigor histórico cuál población de Chihuahua merece el título de “Cuna de la Revolución”. La propuesta buscaba involucrar a historiadores, investigadores y a los tres poderes del estado para llegar a una conclusión basada en evidencia y consenso.

Mientras tanto, tanto San Isidro como Cuchillo Parado siguen siendo referentes de orgullo para los chihuahuenses. Ambos pueblos representan el espíritu de lucha y resistencia que caracterizó al movimiento revolucionario, y su historia continúa alimentando la identidad de un estado que reclama con fundamentos su lugar en la historia nacional.