El Estado de Chihuahua, corazón de la ganadería nacional, enfrenta hoy un desafío que trasciende las fronteras: el cierre de la exportación de ganado en pie hacia los Estados Unidos. Esta medida no solo amenaza la economía estatal, sino también el sustento de miles de familias que han dedicado su vida al cuidado y cría del ganado, símbolo de nuestra identidad y motor del desarrollo regional. La magnitud de esta problemática trasciende las cifras, impactando directamente a las comunidades rurales que han encontrado en la ganadería no solo un modo de vida, sino también una tradición que define nuestra historia y cultura.
La ganadería en Chihuahua no es solo una actividad económica; es un legado cultural construido con esfuerzo, conocimiento y respeto por el medio rural. Desde nuestras vastas praderas hasta los pequeños ranchos familiares, los productores chihuahuenses han trabajado incansablemente para cumplir con los más altos estándares de sanidad animal, consolidando a nuestro estado como un referente en calidad y responsabilidad en el sector.
Este esfuerzo, que incluye inversiones considerables en infraestructura, capacitación y controles sanitarios, ha permitido a la región posicionarse como un actor clave en los mercados internacionales. Sin embargo, decisiones centralizadas y generalizadas, como el cierre de exportaciones, ignoran los avances y esfuerzos realizados por regiones como el noroeste.
El impacto de esta medida es devastador, ejemplo de ello son los municipios del Distrito 1, donde la ganadería bovina es el pilar económico y social. Por ejemplo, en 2023, según datos de la plataforma DATAMÉXICO
• Nuevo Casas Grandes registró exportaciones de ganado bovino valuadas en 18 millones de dólares, • mientras que Buenaventura alcanzó los 3 millones de dólares en ventas internacionales de ganado.
Estas cifras no solo representan ingresos significativos para las familias, sino también un motor que impulsa la economía local y regional.
Este cierre no solo representa una amenaza económica inmediata, sino también un golpe a la confianza y la esperanza de los productores que han trabajado arduamente para cumplir con las normativas y estándares sanitarios.
La interrupción de las exportaciones no solo afecta a los productores directamente involucrados en la ganadería, sino que tiene un efecto multiplicador en toda la cadena económica. Desde los proveedores de insumos hasta los transportistas y los comerciantes locales, todos los sectores relacionados con la actividad ganadera sufren las consecuencias de esta medida. Además, las comunidades rurales, que ya enfrentan desafíos significativos como el acceso limitado a servicios básicos y oportunidades económicas, se ven aún más vulnerables ante este golpe.
La historia de Chihuahua es la historia de la resiliencia, de comunidades que se enfrentan a las adversidades con fortaleza y determinación. “Estamos dispuestos a sumar esfuerzos con el Gobierno Federal para establecer soluciones justas y efectivas que protejan la actividad ganadera, un sector que no solo sostiene la economía estatal, sino que también representa el orgullo y la dignidad de nuestra gente”. Mencionó Yesenia Reyes.