Un majestuoso callejón natural abre sus paredes a una experiencia única.
A lo largo de su recorrido, el río Conchos atraviesa tramos de cañadas y barrancas bastante hermosos pero ninguno como el cañón del Pegüis, un paraje natural para un paseo escénico.
Se puede llegar remando a través del cauce desde Coyame del Sotol, ubicado a una hora de Ciudad Ojinaga y el acceso más rápido y directo es a través del pueblo El Álamo, ubicado a 59 kilómetros de Ojinaga.
En la entrada se puede observar un sitio con petroglifos, lugar especial para los antiguos nómadas, donde las paredes escarpadas pobladas por lechuguillas, nopales y biznagas poco a poco ganan altura.
Por momentos, el Conchos forma a medio trayecto, si el caudal es cuantioso, la cascada conocida como El Salto. En su punto culminante, las paredes tal vez alcanzan los 350 metros sobre la superficie del río. En comparación con las Barrancas de la Sierra Tarahumara puede parecer poca altura, pero lo que le da la hermosura a este cañón es su estrechez (a veces solo alcanza 10 o 20 metros de ancho) y la gran verticalidad de sus paredes, que en muchas partes parecen estar cortadas a pico.
Este majestuoso callejón natural, puede verse desde la carretera libre Chihuahua-Ojinaga (Federal 16).
Un mirador situado en lo alto de la Sierra del Pegüis ofrece una vista espectacular en una de sus grandes curvas. También es posible recorrerlo de un extremo a otro en balsa de goma.
El trayecto puede considerarse, a medio camino, entre el clásico “descenso de ríos” y el “cañonismo”, porque también exige cruzar a pie algunas partes.
La mejor temporada para visitar el Cañón del Pegüis es entre abril y octubre, ya que no se recomienda ir en época de calor o invierno, por las temperaturas extremas.
En definitiva es una experiencia relativamente tranquila rodeada de parajes de una gran belleza.
