EL MURO FRONTERIZO EN BIG BEND ENFRENTA OPOSICIÓN LOCAL PESE AL APOYO DE LOS VOTANTES DE TEXAS A TRUMP.

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La perspectiva de un muro fronterizo que atraviese el Parque Nacional Big Bend sigue siendo polémica, a pesar de la reelección del presidente Donald Trump, que contó con el apoyo mayoritario de los votantes de los condados fronterizos de Texas. La iniciativa de Trump de construir una barrera de costa a costa destinada a mejorar la seguridad fronteriza incluye planes que afectarían los paisajes prístinos y accidentados de Big Bend, una región donde la oposición local sigue siendo fuerte.

En febrero de 2017, mucho antes del último triunfo electoral de Trump, el condado de Brewster, que abarca el Parque Nacional Big Bend, aprobó una resolución que declaraba innecesario el muro fronterizo. Esta medida legislativa local refleja un amplio consenso entre los residentes y funcionarios de la zona de que el terreno natural, con paisajes duros, remotos y accidentados, ya sirve como una formidable barrera para los cruces ilegales.

Charlie Angell, un proveedor de servicios fluviales en la zona de Big Bend, destacó la naturaleza superflua de un muro en un terreno tan desafiante. Angell le dijo a NPR: “Me gustaría invitar al presidente Trump o a cualquiera de los miembros de su gabinete a venir aquí. Les daré un paseo gratis por el río y podrán ver lo innecesario que sería un muro aquí y que la construcción y todo lo que implica crearlo sería lo peor que se podría hacer”.

El impacto ambiental de un posible muro también sigue siendo una preocupación importante entre los expertos locales en vida silvestre. Raymond Skiles, un biólogo de vida silvestre de larga trayectoria en el Parque Nacional Big Bend, le dijo a NPR sobre la necesidad esencial de que los animales tengan acceso al Río Grande como su principal fuente de agua. La construcción de un muro podría alterar estos patrones naturales y amenazar la supervivencia de varias especies.

A pesar de esta oposición local y de los posibles riesgos ecológicos, la administración Trump ha seguido avanzando en su agenda de seguridad fronteriza, que incluye fortificar la frontera sur con barreras físicas donde se considere necesario. El secretario de Seguridad Nacional, John Kelly, ha reconocido que el muro podría no extenderse por toda la frontera, insinuando la posibilidad de que haya excepciones en zonas especialmente difíciles como Big Bend.

Mientras continúan las discusiones, las voces de Big Bend resuenan con un pedido de que se consideren los desafíos ambientales y prácticos únicos que presenta la zona. La resolución de 2017 del condado de Brewster es un testimonio de la postura firme de la región contra la infraestructura fronteriza propuesta, y pone de relieve un choque entre la política nacional y los valores locales.