Los límites a la compensación universal convirtieron en un espejismo el oasis que pudieron representar los estímulos fiscales en la frontera norte, expuso el fiscalista Javier Zepeda.
Ahora, con el freno para compensar sólo impuestos iguales a partir de este año, como fue aprobado por el Congreso como parte de la Ley de Ingresos de la Federación 2019, ya no conviene, advirtió.
«Muchos contribuyentes cuando vieron el decreto prácticamente se envolvieron en un oasis, en un espejismo de que ya van a poder enterar 50 por ciento del IVA y que será un apoyo».
Si bien fiscalmente el estímulo es muy atractivo, financieramente representa un castigo, porque se pierde el efecto positivo con la compensación universal, aseguró Zepeda.
Antes se podían compensar impuestos contra otros diferentes gravámenes, pero con los cambios ahora sólo se puede hacer IVA contra IVA y lo mismo para el ISR, refirió.
El especialista ejemplificó lo que puede suceder al combinar el estímulo fiscal por un lado, y por el otro, el efecto de las modificaciones a la compensación de impuestos.
«Los contribuyentes de la frontera norte que hayan optado por este estímulo fiscal, supongamos que tienen proveedores en el centro del país, y ellos van a comprar a la tasa del IVA de 16 por ciento, y en la zona fronteriza van a vender a una tasa reducida de ocho por ciento, en donde hay un diferencia de 50 por ciento del gravamen a favor de ese contribuyente, pero como no se puede compensar contra otro que sea IVA, y por lógica el IVA ya salió a favor ya no se puede compensar contra otro», expuso.
Lo que ahora procede es esperar una posible devolución de impuestos por parte del Servicio de Administración Tributaria (SAT), lo que representará «un calvario», afirmó.
Así, la parte financiera del estímulo, por el diferencial, es lo que va a causar un problema, porque tendrá que esperar mucho tiempo para ver si procede la devolución, y mientras eso sucede tendrán que buscar otros mecanismos de financiamiento para cubrir sus gastos fijos y de operaciones, anticipó el fiscalista.
Clasificación. En ese sentido, Javier Zepeda planteó la necesidad de que se tenga un padrón, como sucede actualmente con las maquiladoras, para clasificarlas de acuerdo con el nivel de cumplimiento fiscal en el que se encuentren.