Hace 16 años, las fuertes lluvias habían aumentado el caudal del Río bravo y el Río Conchos. Las autoridades tomaron la decisión de abrir las compuertas de la presa el granero río arriba para evitar un desastre mayor provocando la inundación de la parte baja de Ojinaga.
La noche del 15 de septiembre justo en el día del grito de independencia que iba a correr a cargo del entonces presidente municipal de Ojinaga César Carrasco Baeza quien al salir al balcón del palacio municipal se dirigió al pueblo que se encontraba en el Zócalo municipal esperando las palabras del alcalde para gritarlas vivas pero en lugar de recordar El heroico grito del inicio de la independencia de México escucharon las malas noticias.
La primera mala noticia fue que uno de los bordos había sido perforado por las «tusas» y esto había provocado que el incremento del nivel del Río conchos fracturara dicho bordo para posteriormente iniciar con la catástrofe a la altura de la comunidad de la esmeralda.
La perforación de un bordo en Ojinaga, libero agua en la ciudad. El ejército estadounidense, la policía local y los presos de prisión, e incluso estudiantes de secundaria ayudaron a reforzar el dique en Presidio llenando aproximadamente 40.000 sacos de arena.
El dique se rompió cerca de Loma Pelona y en el dique Redford mantenido localmente y los arroyos bajos, inundando la carretera del río y dejando a Redford aislado. Los cultivos se arruinaron y las pocas personas que se quedaron en Redford recibieron gotas aéreas de correo, recetas y comida.
4 hombres dejaron El Paso en un Cessna para inspeccionar las inundaciones y los daños a lo largo del Río Grande pero nunca llegaron a su destino. Comenzó una búsqueda y se encontraron restos en las remotas montañas de Chihuahua. No hubo supervivientes.
Aparte de estos, no hubo otras muertes relacionadas con las inundaciones. Los funcionarios de salud de ambos países trabajaron para evitar las enfermedades transmitidas por mosquitos e inocular contra el tétano.
El cuerpo de ingenieros del ejército de los Estados Unidos preparó un informe sobre los diques de Presidio, y el condado pidió ayuda al estado y a FEMA mientras que el alcalde de Ojinaga pidió ayuda federal para reparar su problema.