El boxeador mexicano se impuso en 8 rounds ante el británico, y logró así sumar el título de la OMB y unificarlos con los de la AMB, CMB y The Ring.
En un AT&T de Arlington, Texas con más de 70 mil espectadores en plena pandemia, Saúl Canelo Álvarez lo hizo de nuevo y venció por nocaut técnico al británico Billy Joe Saunders, para adueñarse del cinturón de la Organización Mundial de Boxeo (OMB) y unificarlos con los de la AMB, CMB y The Ring.
En un estadio exultante, colmado de gente en una imagen extraña no solo para el mundo del boxeo, sino para el planeta en general, el mexicano dominó la pelea de principio a fin, más allá de algunos arrebatos del británico, que entró al combate bailando e intentó mostrarse seguro, pero no logró hacer pie en el final.
Si bien Canelo fue de mayor a menor y tuvo alguna zozobra entre el quinto y séptimo round, en el octavo volvió a enderezar la pelea: le conectó un gancho de derecha que le cerró el ojo y le lastimó mucho el pómulo a su adversario, razón por la que frenaron la contienda.
Fue justamente en el octavo asalto en donde Álvarez, que tenía al público de su lado, levantó aún más a la audiencia, y lo cerró ya casi saboreando la victoria.
«Como dije antes, la pelea se iba a desarrollar después del séptimo round y no fue tan difícil como lo esperaba. Ahí me doy cuenta de mi buena preparación y que sigo mejorando día a día. Me fui acomodando muy rápido, sabía que esto se iba a dar. Creo que le quebré el pómulo y sabía que no iba a salir. Dije ‘no va a salir porque le quebré el pómulo’, y así fue», soltó Canelo con todos los cinturones en sus manos. Y gritó: «Gracias a todos. ¡Viva México, cabrones!».
El mexicano expuso los cinturones de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB), Consejo Mundial de Boxeo (CMB) y The Ring a cambio del de la Organización Mundial de Boxeo (OMB) que poseía el británico, por lo que ahora se apoderó de todos los títulos de la división supermediano.
Una de las imágenes más llamativas de la noche boxística fue la gran multitud que acompañó el espectáculo. Poco más de 73 mil personas estuvieron en AT&T de Arlington, una cifra récord para la pandemia.