CIENTÍFICO MEXICANO RECHAZADO 5 VECES POR CONACYT, AHORA TRIUNFA EN JAPON CON REVOLUCIONARIO INVENTO

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La “fuga de cerebros” es un problema real, en el que aquellas personas altamente capacitadas o con gran potencial prefieren salir del país a buscar mejores oportunidades que las que podrían hallar en casa. Aunque pareciera algo anti patriótico, el abandonar México para cumplir sus pasiones aun por sobre la fuerte crítica de muchas personas, muchas veces esta “fuga” sucede por la falta de apoyo de las instituciones.

Este es el caso de Christian Peñaloza. El logró realizar un doctorado en Japón aún después de que el gobierno de México le rechazó una beca para continuar sus estudios. Gracias a sus padres, sus ahorros y a un trabajo de medio tiempo en un restaurante durante sus estudios, pudo completar una maestría en Robótica e Inteligencia Artificial, y el doctorado en Neurociencia Cognitiva aplicada a la Robótica en Japón.

Desde entonces, Peñaloza ha estado trabajando en diversos proyectos junto con sus compañeros japoneses y mexicanos. Lleva dos años perfeccionando un dispositivo capaz de procesar las señales del cerebro relacionadas con el movimiento de los músculos y el corazón, para convertirlas en comandos y acciones concretas. Este sistema se llama AURA, y nació gracias al esfuerzo del Dr. Peñaloza y aquellos que le han apoyado.

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Este sistema (así como proyectos anteriores) ha sido demostrado por el Dr. Peñaloza y sus compañeros de trabajo de Japón. Controlando con la mente robots, personajes de un videojuego 3D e incluso dándole un tercer brazo a voluntarios, han comprobado una y otra vez la realidad del sistema AURA.

Rechazado en casa, impulsado por Japón
El proyecto AURA fue presentado a la Conacyt (Comisión Nacional de Ciencia y Tecnología) 5 veces distintas en un esfuerzo por conseguir financiamiento de parte del gobierno mexicano. Pero las 5 veces fue rechazado. También buscó apoyo al Instituto Nacional del Emprendedor, pero los fondos le fueron negados. Sin embargo, al presentar un proyecto similar en Japón, recibió 100 mil dólares en fondos de investigación.

Fue gracias a sus hermanos y aun amigo que logró conseguir el financiamiento para crear su propia empresa de investigación y desarrollo, Mirai Innovation. “Significa innovación del futuro en japonés” explicó el Dr. Peñaloza. “El objetivo es canalizar el conocimiento adquirido en Japón, y apoyarme del capital humano mexicano para impulsar las tecnologías allá”.

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Ahora, el Dr. Peñaloza busca talento mexicano en universidades del país. Varios estudiantes han trabajado con el por medio de prácticas, ayudando a avanzar los proyectos de la empresa. Mirai Innovation cuenta con presencia en Tijuana, Ciudad de México y Japón. Peñaloza ha llevado a varios estudiantes a Japón para capacitarlos y desarrollar sus habilidades.

Sin embargo, el apoyo por parte del gobierno aún no llega. Aún con reconocimientos internacionales, como ser nombrado “innovador del año” por el Massachussets Institute of Technology (MIT) y apoyo de organizaciones japonesas y americanas, las universidades e instituciones mexicanas se rehusan a ofrecer apoyo o convenios con el Dr. Peñaloza y su empresa de innovación.

El futuro de Mirai Innovation, y de México
Ahora, el doctor y su equipo trabajan en el desarrollo de un robot humanoide para la ayuda de adultos mayores con demencia, en colaboración con el Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada. “Esa es la forma en la que puedo contribuir, cambiar el paradigma de la fuga de cerebros a la circularidad del conocimiento.” afirma el Dr. Peñaloza. “Es amor por México. Me gusta sacar adelante al país”.

El cambio entonces, debe venir por parte del gobierno de México. La inversión para el desarrollo tecnológico ha causado un enorme retraso en este tipo de investigación, y aquellos con el talento no cuentan con las herramientas para poder llevarla a cabo.

La fuga de cerebros continuará, hasta que se decida a incrementar la inversión en tecnología para el país. Y no, regalarle un celular y una tablet a cada ciudadano, no es inversión científica o tecnológica.

 

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