Combinan en el ICHEA estudios de su escuela tradicional.
En el desierto chihuahuense, que se extiende en las cercanías de los límites con Coahuila, se ubica el municipio de Ojinaga, en cuyas llanuras de clima extremoso ha crecido desde hace varios años una serie de colonias agrícolas, desarrolladas por grupos menonitas que han hecho trabajar esa vasta región, como hace alrededor de cien años lo hicieron en San Antonio de los Arenales, hoy ciudad Cuauhtémoc.
En una de estas colonias, llamada Nueva Holanda, las personas se inscriben al Instituto Chihuahuense para la Educación de los Adultos (ICHEA), y combinan los estudios de su escuela tradicional con la de los materiales del Modelo de Educación para la Vida y el Trabajo (MEVyT), que rige en todo el país a través del Instituto Nacional para la Educación de los Adultos.
Crecen hablando su lengua materna y aprenden el español como segunda lengua, idioma que muchos de ellos refuerzan en el ICHEA.
Actualmente estudian la primaria y la secundaria alrededor de 20 personas de diferentes edades, cuyo asesor educativo voluntario, el también menonita Francisco Wolf, es apoyado por el técnico docente Gilberto Varela y la coordinadora de zona, Paloma Enríquez, con material didáctico, capacitación, aplicación de exámenes y todo lo necesario para que el proceso educativo se lleve de manera correcta y eficiente.
De acuerdo con el director general del ICHEA, Mario Eberto Javalera Lino, ese instituto proporciona servicios educativos adaptándose a las necesidades de la población.
